domingo, 31 de agosto de 2008

El descuido de la individualidad

Creo que la infelicidad es un producto directo del excesivo deseo de ser aceptado por los demás.
Quien ha estado o está militando en alguna religión, secta o grupo de cualquier índole, sabe, aunque sea instintivamente, a lo que me refiero. No luchen contra las palabras que voy a decir. No se justifiquen, solo obsérvense. No me crean, pero les pido que reflexionen.
La naturaleza nos lleva. El hombre cuando se junta para hacer sociedad, empieza a perder su individualidad, su capacidad de crítica, su amor propio; lo personal lo sustituye por una ideología o líder. Quiere sentirse parte de. Busca aprobación de los demás y, si se la niegan sufre. Veamos. Cuando la "conciencia grupal" toma un rumbo, éste se vuelve el idealismo de dicho grupo. Dije que la naturaleza nos lleva, pero hay una naturaleza individual y otra social. La naturaleza social es creada egoístamente por el más fuerte, el que sobresale sobre los demás, ya sea por su carisma, atractivo, poder, etc. Estos individuos son los que marcan la pauta; empiezan a moldear una forma social. Los demás tratan de imitarle. Cuando llega la consagración de esa forma social, se vuelve una norma, es decir "lo normal".

Es un breve resumen de cómo se crean y funcionan los grupos, es decir "las conciencias sociales".
Ahora, todo estuviese bien si ahí quedara. Sin embargo creo que el ser humano es secretamente infeliz cuando se somete totalmente a una ideología grupal. Empieza a sustituir sus gustos personales por los gustos de los demás: se empieza a vestir como los demás, a comer lo que otros comen. Acuden a los lugares que los demás frecuentan, compran lo comprado por los otros. A fin de cuentas, desarrollan el gusto por las alegrías, placeres y deseos de los demás. Todo esto se manifiesta de manera inconsciente. Muy sutil.
Cuando alguien se da cuenta de esta especie de teatro de mal gusto y trata de desligarse y ser como su naturaleza es, lo apartan y sufre. El que se da cuenta, pero no quiere renunciar a la ideología social, por miedo al rechazo, al ridículo, a la crítica, empieza a volverse muy hipócrita y muy reprimido y claro que desarrolla resentimientos que tarde o temprano confluyen en la rebelion violenta (física o mental). En la infelicidad finalmente.

Estoy de acuerdo que en un porcentaje alto, el ser humano es una bestia social. Por ende no afrimo que las sociedades o grupos deban eliminarse, pues es muy sano para lograr grandes objetivos. Pero sí digo que no deberían tomarse como una manera universal de vivir la vida.
Por cierto, la famosa "identidad nacional" es mortífera para la libertad. La sociedades más sanas tienen un balance perfecto entre identidad individual e identidad social.

La naturaleza individual termina por exigir su lugar.

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